viernes, 30 de enero de 2015

POLLEN FROM HAZELNUT (POLEN DE AVELLANA), WOLFGANG LAIB

Hoy regreso tras una larga ausencia y me ha parecido que esta obra puede ser interesante para comenzar otra vez. 

Esta pieza estuvo expuesta del 23 enero al 11 marzo de 2013 en el MoMa, y se trata de la instalación de polen más grande llevada a cabo por este artista hasta la fecha. En un principio me gusto visualmente la idea del amarillo y la conexión que se puede hacer con otros tipos de abstracción, desde los Color Field de Rothko hasta los monocromos de Manzoni, pero a medida que he leído más sobre esta instalación me gusta mucho como plasma la idea del tiempo, la soledad, el inicio de las cosas y la persistencia de la esencia eterna de los objetos.  




Se trata de una abstracción monocroma aunque realmente lo que importa son el material y el proceso de creación. En este caso Laib usa polen que como el mismo indica se trata de un elemento fácilmente reconocible por todo el mundo, algo que no necesita explicación y lo expone como el inicio de todo. Laib usa materiales naturales, arroz, cera de abeja, leche y polen, a los que dota de una fuerte carga simbólica y  mediante los cuales pretende suscitar un encuentro entre arte, naturaleza y espiritualidad. El propio artista ha declarado que “el polen es el comienzo potencial de la vida de la planta. Es tan simple, tan hermosa y tan compleja como éste. Y, por supuesto, tiene muchos significados. Creo que todos los que viven saben que el polen es importante”.

La obra en esta ocasión se sitúo en  el Marron Atrium  y fue creada especialmente para el sitio. La instalación midió aproximadamente 5 x 6 metros y la realizó con  polen de avellana que el propio Laib recolectó del entorno natural que rodea su casa y estudio, en un pequeño pueblo en el sur de Alemania, desde mediados de la década de 1990.

 Su obra en general se suele vincular con el Land Art, tendencia artística nacida en la década de los 60, debido a los materiales que usa, la importancia que el proceso tiene en su composición y, sobre, por su deseo de redefinir las relaciones entre el hombre y su entorno natural. No obstante, a diferencia de artistas como Michael Heizer o Walter de María, Laib no realiza obras de carácter monumental, no altera el paisaje natural y por contra, sí se implica en el proceso creativo siendo él mismo quien recolecta y lleva a cabo cada instalación. Yo personalmente creo que se acerca más al concepto de Robert Smithson y sus Non site Sculptures, la naturaleza encerrada y mostrada en una galería, pero Laib, la dota de otro significado diferente, más místico y trascendental. 

 No se que os parecerá pero creo que es evidente la fuerte influencia que la filosofía y la religión oriental tienen en la pieza. Pero además de estas influencias, se aprecian rasgos formales del minimal, como el reduccionismo, es decir, Laib utiliza una forma geométrica tan sencilla como un rectángulo para transmitir sus ideas. Al igual que los minimalistas, Laib mantiene un criterio de economía formal, por lo que los elementos que componen la pieza quedan reducidos a la mínima expresión. Los minimalistas siguen el lema “menos es más” del arquitecto Mies Van der Rohen recuperado por Ad Reinnhardt un artículo publicado en 1957. Asimismo, en cierta forma los artistas del minimal recuperan la idea de Malevich de desnudar la obra de arte de todo lo accesorio, centrando su interés en que los escasos elementos integrantes adquieran un alto grado de significado. En esta pieza Laib realiza una abstracción estricta basada en el orden, la simplicidad y la claridad característica del minimal. 


Por otra parte, creo que es importante añadir que alguno de los artistas más destacados del Arte de la Tierra (Land Art), como Carl André empezaron su andadura vinculados a propuestas minimalistas, por lo que no resulta extraño que esta pieza tenga rasgos de esta tendencia y en este caso, dichas características Laib las tiñe de un concepto metafísico.   


Con toda esta información yo entiendo que Laib concibe la obra como un ritual y sigue un proceso cíclico, por el cual el mismo recolectó el polen y montó la instalación de una forma pausada, meticulosa y en la más absoluta soledad para no contaminarse de influencias externas. Además, es él quien realizaba el mantenimiento diario de la pieza que incluía la reposición del polen. Un ritual por el que pese a renovar y cambiar la apariencia formal de la obra mantiene su concepto subyacente, su esencia eterna. Cabe esperar que debido a la fragilidad del material la obra sea delicada y efímera pero la realidad es que la esencia sencilla y básica del propio polen hace que la pieza sea atemporal.



Personalmente me resulta curioso que no sea una artista vocacional el que llegue a tan trascendentales cuestiones sino un médico como Wolfgang Laib. Yo además de las vinculaciones evidentes que esta pieza tiene con el Land Art o el Minimal también lo relacionaría con los monocromos de Piero Manzoni y los de Yves Klein, además, de los color field de Rothko.

Tanto Manzoni como Klein, hablan de la importancia del espacio infinito y vinculan el color a valores espirituales. Es cierto que el color en Laib viene dado por el material, pero al igual ellos, este artista intenta trascender a un plano espiritual superior mediante su abstracción, y pudiendo elegir mezclar diferentes elementos para lograr distintos tonos escoge la abstracción monocroma para expresar sus ideas. Pese a que el colorido viene dado por el polen,  al igual que estos dos artistas, Laib remarca en esta pieza la importancia de lo eterno, de lo espiritual.

Además de estas vinculaciones, considero que de alguna forma Laib también recoge el componente místico que Rothko transmitía con sus piezas ya que el tiempo es una parte fundamental de sus piezas porque es necesario contemplarlas de una forma pausada. El tiempo es un componente en las obras de estos dos artistas esencial, ya se exprese mediante el proceso como en el caso Laib o por la necesidad de una calmada visión una vez terminada la obra para, de este modo,  llegar a la comprensión total de la misma como pasa con las piezas de Rothko. No obstante, Laib se aleja de la visión pesimista que mantiene este pintor.

Tras un intenso debate una persona me aconsejo e insistió en la evidente relación de la obra de este artista con la de Jospeh Beuys a mi me resulta un tanto complicado entender toda su obra. Aún así, puedo ver que ambos artistas están rodeados por un halo espiritual y probablemente ahí está el nexo de unión. Por lo demás yo no logro relacionar sus conceptos o sus prácticas artísticas. ¿Os parece que si existe una relación más profunda entre ambos artistas?


Para finalizar, quiero decir que considero que en una pieza sencilla con un material simple, fácil de reconocer, y un proceso creativo pausado y a la vez asequible, Laib consigue expresar valores esenciales de la vida como son el tiempo y la eternidad. Manifiesta que pese al cambio hay elementos personales y de la vida que perduran en el tiempo y muestra cómo a veces el recogimiento íntimo es necesario para lograr llegar a un grado espiritual superior. 

Como siempre os adjunto un vídeo. En este caso se muestra el proceso de esta instalación en concreto en el Moma y un enlace de la página del Moma Wolfgang Laib MoMa



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